- Buenas noches mi amor - dice él - inclinándose sobre
sus labios, besándolos con dulzura, con suavidad.
Se miran por un instante a los ojos. A un beso, a un
suspiro, a una caricia de distancia.
Vuelven a cerrar los ojos y se besan nuevamente ésta
vez alargando más el beso.
Una mano traviesa, se desliza sobre la piel de ella,
jugando bajo su pijama con su cintura, con sus caderas.
Un suspiro, una sonrisa en la penumbra de la
habitación, un beso apasionado.
Las manos de ella se deslizan sobre su camiseta,
descubriendo su torso, acercándola a la altura de sus hombros. Levanta los
brazos, quedando su pecho desnudo que empieza a recorrer con sus labios.
Las manos de él, comienzan a levantar su camiseta,
mientras se besan con ardor, descubriendo el pecho de ella, vestido con un
sostén negro, deslizando las manos por su espalda.
Caen los dos, entrelazados, en el lecho, entre un
frenesí, de besos y caricias.
De repente suena la alarma del móvil. Toca despertar,
salir del dulce sueño, y sentir el amargo sabor de la añoranza en los labios.
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