viernes, 9 de junio de 2017

No es cuestión de huevos



No es cuestión de huevos. No es cuestión de machismo. No es cuestión de feminismo. No es cuestión de xenofobia. No es cuestión de homofobia. Es cuestión de sentido común, de educación, de tener dos dedos de frente, de pensar más allá del egoísta bien propio y de los prejuicios y lugares comunes.
Vale ya. Ya basta. Basta de la dictadura del bienquedismo. Basta de lo políticamente correcto. Basta de señalar con el dedo a quien se niega a que le cuelguen una etiqueta con el rentintín sempiterno sufijo “–ismo”. Basta ya de todos tener que seguir el pensamiento reinante, de callar, de mirar para otro lado, de callarse para evitar general mal ambiente, generar conflicto.
Y se lo digo a usted. Usted que escucha la música a todo volumen en lugar de utilizar los auriculares en el autobús o en el metro. Se lo digo a usted que utiliza zapatos de tacón a su avanzada edad y alega necesitar sentarse. Se lo digo a usted que en cualquier cola tiene la excusa para colarse.
Se lo digo a usted, que habla a grito pelado al teléfono en lugares públicos. Se lo digo a usted, que con bolsas de la compra, abrigos, bolsos, mochilas y sabe Dios qué más, acapara asientos en el metro o el autobús.
Se lo digo a usted que finge estar dormido para no ceder su asiento. Se lo digo a usted, que alega mintiendo que el asiento de al lado está mojado para no dejarlo. Se lo digo a usted que quiere subir al metro antes de dejar salir a quien ha de hacerlo.
Se lo digo a usted, que cualquier celebración es buena para tirar cohetes y petardos que son un suplicio para personas mayores y mascotas. Se lo digo a usted, que desprecia a los discapacitados.
Se lo digo a usted que no cede su asiento a una embazada o a un anciano. Se lo digo a usted que utiliza un baño público y no tira de la cadena. Se lo digo a usted que se apalanca en medio de la acera. Se lo digo a usted que no recoge las heces de su perro.
Se lo digo a usted, que con independencia de género, con huevos o sin ellos acapara dos asientos en el metro, porque a falta de huevos bueno es un coño.
Se lo digo a usted que todos los domingos va a misa y a la vuelta quien se come las ostias es su mujer y sus hijos. Se lo digo a usted, el profesor que se desconcentra porque a una alumna se le marcan los pezones. Se lo digo a usted, que se dejó la vocación por su trabajo en la fría loza la última vez que fue al baño.
Se lo digo a usted que llena de pegatinas y carteles los lugares públicos en lugar de tomar medidas reales, porque es más fácil lavarse la conciencia que adoptar medidas reales.
Se lo digo a usted, que será el más rico del cementerio cuando su vida toque a su fin, a costa de ser un trepa insufrible y sin eufemismos, un hideputa , aunque las meretrices no tengan culpa de su triste existencia.
Se lo digo a usted, que hace de la gilipollez imperante su marca y producto, donde el morbo se vende a fortuna el kilo para el ávido público.
Se lo digo a usted, al influencer, puestos a ponernos tontos con los anglicismos, aunque más que influencer, usted lo que es un cretino con una conexión a internet y un rebaño de borregos que babean por sus contenidos.
Se lo digo a usted, que lee este artículo y se sentirá ofendido por mis palabras,
Me tienen todos ustedes hasta el coño, aunque sea un hombre.   Vayan con Dios.

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