sábado, 27 de agosto de 2016

Con una taza de café - Quinta taza



Como cada mañana, bajaba a la cocina, tras el despertar, tras asearse y vestirse, para el desayuno.
En otro tiempo, era ese un gesto cotidiano, un gesto rutinario, al que no prestaba atención, un gesto en el que no reparaba, algo que realizaba de forma mecánica, irreflexiva, como parte de cada nuevo día.
Pero hubo un día, en que tras toda una joven vida de desayunos solitarios, ese momento, como tantos de su día a día, se habían convertido en una fuente de recuerdos.
Recordaba los días en que junto a su amada, el desayuno, marcaba el comienzo, marcaba el inicio, del día juntos, marcaba el inicio de todo un día por delante para los dos, o al menos, en el que podrían acompañarse al trabajo, para reencontrarse horas después, lejos de esa cruel distancia que los separaba.
El café no sabía igual sin la dulzura de sus besos. Los gofres con chocolate le sabían a cartón. La leche tenía un regusto agrio.
Miraba el reloj en la pared, ese reloj, que insistía siempre en discurrir demasiado lento, cuando tenía a su amada lejos de él, y demasiado rápido en cambio, cuando al fin estaban juntos de nuevo.



sábado, 6 de agosto de 2016

Presentación de la novela "Cor Draconis" - Let's Dog (Madrid) - Julio 2016

Con una taza de café - Cuarta taza



Tras la comida, el anciano matrimonio, se levantaron de la mesa, recogieron los platos sucios  y los demás cubiertos, que dejaron en el fregadero, antes de ponerse juntos a la tarea de fregarlos. Él los enjabonaba y aclaraba, y ella los secaba con un paño y los colocaba con mimo de vuelta en el armario. Era una vajilla que les habían regalado sus amigos y familiares en el día de su boda, tiempo atrás.
Y entre todos los cubiertos, había dos tazas, que para ellos tenían un significado muy especial. Las habían conseguido en sus años de noviazgo, en una tómbola, por mucho más coste del valor que realmente tenían, pero eso era lo de menos, lo que les importaba era el valor emocional, los recuerdos, los sentimientos, vinculados a ese sencillo objeto.
Prepararon sendas tazas de café capuchino, su predilecto, y los dos ancianos, se sentaron en su rincón del jardín, en un pequeño banco de hierro forjado, con cojines de colores para hacerlo más cómodo, a la sombra de los cerezos y almendros, saboreando la bebida, la cabeza de ella apoyada en el hombro de él, endulzando con  besos su bebida.
Y en esos momentos, sentían como si el mismo mundo se detuviera en la magia de ese instante juntos.


viernes, 5 de agosto de 2016

Tinta de Sangre y Amor - 60 días para publicar una novela por CROWFUNDING

Tinta de Sangre y Amor - 60 días para publicar una novela por CROWFUNDING

http://pentian.com/book/fund/2729

A veces, el amor, no conoce de tiempos, no conoce de distancias, no conoce de personas aparentemente distintas, pero que tienen más en común, de lo que nunca habrían llegado a creer. Y cuando esas dos personas se encuentran, no hay fuerza mayor en la naturaleza, capaz de detenerlos.

Y a veces, en el entorno más hostil, el más árido, entre el horror y la barbarie, allá donde prosperan los instintos más primarios de la humanidad, puede florecer el rosal de la pasión.

Esta es la historia de Michael Feather, de orígenes españoles pero afincado en la Nueva York de los felices años 20. Detective privado venido a menos, su vida dará un giro de 180º, cuando Mary Ink, enfermera militar, acude a él para que investigue el asesinato de su hermano, a manos de quienes sospecha, son una de las familias de capos de la mafia italiana, más peligrosos de su siglo: los Farrelly.


Podcast - Cor Draconis -Cadena Ser - Radio Graus

Podcast de la entrevista en Radio Graus, hablando de mi novela "Cor Draconis"
https://youtu.be/muTcjZnPCB0

lunes, 1 de agosto de 2016

Con una taza de café -Tercera taza

Sonó la alarma del móvil. Las cinco y media de la mañana, apenas había dormido unas pocas horas. Se frota los ojos que le escuecen por la falta de sueño y bosteza con todas sus ganas.
Mientras se mete para el baño a darse una ducha y arreglarse, pone la cafetera a funcionar para preparar una taza de humeante café negro que arrancara de su mente los últimos retazos de sueño.
Dentro de unas horas, tras un breve trayecto en coche, tomaría un Ave en dirección a la ciudad, que le llevaría de vuelta a los brazos de su amada. El madrugón, era un precio ridículo a pagar en comparación con poder estar de nuevo entre los brazos de su amada.
Sobre el escritorio de la habitación su maleta roja, machada por el uso poco cuidado, testigo de las incontables veces que había hecho ese camino, para poder estar junto a su amada.
Aunque esta vez el viaje era distinto. Se mudaban, se iban a vivir juntos, y la distancia que les había separado durante años y años interminables, era al fin cosa del pasado.
Con el sabor a café en los labios, abandonó el domicilio, tras dos vueltas de llave en la cerradura.