lunes, 1 de agosto de 2016

Con una taza de café -Tercera taza

Sonó la alarma del móvil. Las cinco y media de la mañana, apenas había dormido unas pocas horas. Se frota los ojos que le escuecen por la falta de sueño y bosteza con todas sus ganas.
Mientras se mete para el baño a darse una ducha y arreglarse, pone la cafetera a funcionar para preparar una taza de humeante café negro que arrancara de su mente los últimos retazos de sueño.
Dentro de unas horas, tras un breve trayecto en coche, tomaría un Ave en dirección a la ciudad, que le llevaría de vuelta a los brazos de su amada. El madrugón, era un precio ridículo a pagar en comparación con poder estar de nuevo entre los brazos de su amada.
Sobre el escritorio de la habitación su maleta roja, machada por el uso poco cuidado, testigo de las incontables veces que había hecho ese camino, para poder estar junto a su amada.
Aunque esta vez el viaje era distinto. Se mudaban, se iban a vivir juntos, y la distancia que les había separado durante años y años interminables, era al fin cosa del pasado.
Con el sabor a café en los labios, abandonó el domicilio, tras dos vueltas de llave en la cerradura.





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