- Buenas noches mi amor - dice ella, acariciando con
sus dedos la foto de su amado, sobre la mesilla de noche.
Su amado, era cooperante de una ONG en Guinea
Ecuatorial, en ese momento en una zona de guerra. Colaboraba como enfermero,
cuidando de la población civil, desprotegida, indefensa, ante la brutalidad
evidente del conflicto armado.
Llevaba meses enteros, sin casi saber de él. Alguna
carta que tardaba semanas en llegar. Alguna llamada de teléfono, cuando lo
permitía la precaria tecnología.
Pero lo último que sabía de él, era una llamada
cortada, un ruido de gritos y disparos en un idioma que no entendía, y un
"pi pi pi" de teléfono comunicando.
Eso había sido una semana antes y desde entonces no
había sabido nada más de él.
En ese momento, sonó el teléfono, en la misma mesilla
de noche, cuando estaba a punto de dormirse.
Una voz de hombre, sonó al otro lado del aparato.
- Buenas noches princesa - era la voz de su amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario