Se
puso las botas amarillas, envolviendo sus calcetines rojos. Se echó sobre los
hombros su chubasquero de flores, dejando el paraguas olvidado.
Aprovechando
un descuido de su madre, salió a la calle, bajo el chaparrón que caía. Tenía
unos minutos antes de que su madre se percibiera de su pequeña travesura.
Saliendo
a la calle, dejó que la lluvia la empapara. Al menos, en cada gota de lluvia,
sentía, las caricias de su amado, derramarse sobre ella, desde los kilómetros
que los alejaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario