II- De casta le viene al galgo.
Goethe
(1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
Curioso
resulta, que cuando un estudiante muestra un comportamiento inapropiado, en no
pocas ocasiones, viene de un entorno familiar poco favorable, por utilizar un
eufemismo. Y aquello de "de tal palo tal astilla" o "de casta le
viene al galgo", razón tiene un rato.
Porque
seamos honestos. Los profesores hacemos lo que podemos, pero tampoco somos
milagrosos enderezadores de las venideras generaciones, como un árbol al que
podas o al que pones tutores para controlar su crecimiento.
Si
fumas no pretendas que tu hijo/a no lo haga. Si bebes no pretendas que tu
hijo/a no tome ejemplo. Si hablas como un carretero puesto de absenta hasta las
orejas, no aguardes un verbo florido en boca de tu vástago cuando tú excretas
por la boca más que por el ano.
¿Que
puede ser que con unos padres modélicos el comportamiento del pequeño no lo
sea, y viceversa? Obvio. De la educación mucho se ha escrito y tela lo que
queda por escribirse.
Pero
no esperes recoger un fruto dulce y carnoso, si echas semillas de cardo
borriquero en medio de las piedras de un descampado y lo riegas con orines.
Milagros los justos y en Lourdes, no entre los muros de un IES.
Los padres son los primeros que
han de hacerse cargo de la educación de sus hijos. La casa y la calle son las
grandes escuelas de las generaciones venideras, donde aprenderán lo que
realmente será su vida futura. Una vida donde no tienen cabida ni el teorema de
Pitágoras, ni los predicados nominales o
que el fetiche de la inquisición era tostar en la hoguera a quienes no eran de
su credo.
Enseñar a los niños que a menos
que seas un cretino con suerte todo en la vida te costará un trabajo y un
esfuerzo. Enseñarles que la soberbia y la vagancia son malas compañías.
Enseñarles que dejar a buenas noches una botella del licor más fuerte del chino
de la esquina, más que una demostración de que eres "guay" lo que
demuestras es ser un imbécil, enseñarles que con respeto y modestia no se te
abrirán todas las puertas, pero si al menos unas cuantas en la vida.
Enseñar a los niños que nada en
la vida te viene regalado, enseñarles que la vida es un telediario, con más
noticias de sucesos y dramas que no alegrías.
Enseñar a los niños que luchen por sus sueños, pero tampoco se queden
flotando entre las nubes.
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