sábado, 4 de junio de 2016

#Profefrustrado - I - Mamás y “guasaps”



I - Mamás y “guasaps”

Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.
            Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego.


Labor de los padres y madres de sus adorados y bien amados retoños, vástagos, frutos de sus entretelas, es educarlos, enseñarles lo necesario para la vida (y tal vez un par de inutilidades y malos vicios en el proceso también), y cómo no, arroparlos, protegerlos y cuidarlos (malcriarlos “una miaja” también), hasta que sus pequeñas crías estén listas para abandonarse a la crueldad del mundo exterior lejos de la seguridad del marsupio de mamá.

Y es de todos sabido, que los niños y niñas, por supuesto, son tan rematadamente inútiles (háganme el favor de percibir el sarcasmo) que son incapaces, ¡inocentes angelitos!, de tan siquiera tomar un bolígrafo, lápiz y un trozo de papel, agenda o cualquier artefacto en el que puedan tomarse notas (aunque desaconsejamos vivamente el uso de tablillas de cera o cerámica) y anotar en ellos, aquellos exámenes, trabajos, deberes… o cualquier otra forma de refuerzo y evaluación del aprendizaje (entiéndase: forma de tortura china ancestral amoral y cruel con la que los docentes nos regodeamos torturando sin piedad ninguna a los alumnos/as. Repito: percíbase el sarcasmo).

Pero ahí están, esas sufridas y devotas madres, que hacen hacer el “guasap”, cuando nos son sus vástagos quienes lo hacen personalmente y con total despreocupación, fiándose de la memoria de sus compañeros/as de clase, que de seguro, alguno se habrá tomado la molestia de enterarse.

¿Se ha enterado Manolito de los deberes de mates? ¿Para cuando es el examen de lengua? ¿Me pasas una foto de la ficha de natus que Paquita se la ha dejado en clase? Por cierto el martes quedamos para hacernos la manicura francesa que mi Paco me lleva de celebración de aniversario.

Parece como si que el niño o niña en cuestión tuviera que asumir la responsabilidad de sus actos fuera el más atroz de los pecados. Todo con tal de que su adorado hijito no se lleve una merecida reprimenda del docente en cuestión. (Mentira, en realidad llevamos a los niños que no hacen los deberes al sótano donde les hacemos copiar el Larousse ilustrado página a página sin descanso).

Parte de la educación es aprender a asumir responsabilidades, a saber organizarse y cumplir con lo de él se espera. Si las mamás de Manolito y Paquita no asumen que es deber de sus hijos el preocuparse por sí solos de lo que para su edad, no es ninguna responsabilidad añadida ni con la que no puedan cargar, ¿cómo podemos esperar que los niños lo hagan?

Pero bueno, humanun errare est….

(Para los de la LOMCE: “Equivocarse es humano”).

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